sábado, 15 de agosto de 2009

Recuerdos del ataque a cima

Hola a todos!!!!!
Voy a aprovechar esta interminable escala que estamos haciendo en Doha de 18h para contaros algunas cosas. Por qué no? Con la calma llega la posibilidad de reflexionar y de echar la vista atrás para evaluar lo vivido. Si además puede interesaros a alguno de vosotros encantada de que conozcais más cosas de la expedición.
Estoy pensando en el ataque a cima, al final sólo en esa salida a la montaña pasamos 9 noches en la montaña. Por mi corta experiencia os puedo decir que eso es una barbaridad, normalmente en estos montes intentas pasar el menor tiempo posible arriba para no desgastarte y en otras expediciones que yo he hecho ni en toda la expedición en total había pasado casi tantos días arriba. Sin embargo esta ha sido atipica hasta en eso, el otro día echabamos la cuenta y de 39 días de campo base que hemos vivido 19 han sido de montaña.
A lo que iba, esta vez cuando salimos para el ataque a cima no teníamos muy claro a priori que día iba a ser el mejor de viento para estar arriba del todo sin embargo lo que nos impulsó a salir era un día de borrasca que daban para el día siguiente y que pensamos colocaría el glaciar en unas nefastas condiciones. Queríamos estar colocados o en el C2 o como poco en el C1 para cuando nos dieran parte favorable, para tener suficiente capacidad de reacción y que nos quedaran menos jornadas hasta la cima por si era necesario acelerar en pocos días.
Al final fueron 4 noches de C1, la borrasca dejó más nieve de la esperada y tuimos que echarle paciencia.
Pasaba el día sin hacer nada, imaginaros que salvo comer, dormir y derretir nieve no hay mucho que hacer alli arriba. Bueno si, charlar con Carlos, Oskar, Arkaitz, Unai, Perwana y Habbal (los porteadores de altura) y darle vueltas a la cabeza, esa es la parte difícil de esos días, por supuesto. No perder la motivación, las ganas, no perder la ilusión por querer seguir adelante, no perder la confianza en ti misma.
Mi secreto: me subi el mp3 con algo de batería, me dió para tener mi horita de musica todos los días, era como un regalo, apreciaba muchísimo ese momento, pensaba en mi estado de ánimo, elegía el disco que quería escuchar y dejaba volar la imaginación hacia donde tocara ese día. Dejaba de concentrarme y me relajaba, al cabo de un rato volvía a estar llena de energías. Por eso pienso que lo que importa en la vida de cada uno al final son los detalles, pensar en los mios me hacía feliz y poderosa.
Cuando al final comenzamos el definitio ataque a cima se nos habían unido en el C1 la expedición de la coreana y otra expedición internacional.
El día que fuimos al dos hacía un frio terrible, si bien quisimos salir bastante de mañana porque pensabamos que luego haría mucho calor yo pasé toda la subida absolutamente aterida. Se me durmieron las manos durante casi todo el trayecto. La parte buena, que estaba tan atenta a estas cosas que a lo me di cuenta estaba ya en el campamento por lo que mis dudas sobre si sería capaz de caminar bien después de tanto tiempo quieta se habían disipado, habíamos subido como balas (creo que por el frio) y nos encontrabamos perfectamente.
La parte más incomoda, cuando llegamos al C2 y la tienda de nuestros porteadores literalmente no estaba de la nieve que tenía encima, fue un duro trabajo desenterrarla entera. La nuestra era un agujero profundo de lo que se había derretido la nieve de debajo del suelo. Bueno, instalarse alli arriba no suele ser fácil e hicimos lo que pudimos para estar comodos.
Al día siguiente subimos al C3 (2 de agosto), ha sido el día que más he disfrutado de toda la expedición, subimos por un empinado corredor en el que días atrás habían fijado nuestras cuerdas los bulgaros (también había de otros años). Pendientes pronunciadas donde ya cambiabas un poco la sensación de andar y sentías que estabas escalando, la seguridad de la cuerda fija y la compañía de todos los demás (todos los de nuestra expedición ibamos juntos), así como la fortaleza que setía también ese día me permitió bromear durante la subida, comentar con los demás la belleza del paisaje y del momento y lo afortunados que nos sentíamos por estar allí. En fín fue un día relajado de ascensión que falta me hacía.
Montar la tienda en el C3 fue algo difícil por el viento que soplaba arriba, en el corredor no lo habíamos notado porque ibamos protegidos y se nos había olvidado un poco que estaba (que fácil se acostumbra uno a lo bueno).
Junto con Carlos pasamos muy buena noche en el C3 y con mucho tiempo de anticipo para no ir con prisas pusimos el despertador para salir a cima, sonó a las 11,30h de la noche.
Ese día no puedo evitar tener mis pequeños rituales antes de salir para arriba, cada cosa en su sitio dentro de los bolsillos del mono, repaso meticuloso a los calcetines...las botas...los crampones...pienso que es una manera de concentrarme y de buscar la situación interior más adecuada....son momentos de mucha tensión y muchos nervios, pero también son momentos de mucha seguridad en lo que estás haciendo y muchas ganas de comenzar el día para poder entregarte al esfuerzo.
Al final nos pusimos en marcha detrás de la coreana, la idea era que sus sherpas y nuestros porteadores de altura fueran haciendo la laboriosa tarea de abrir huella pero nuestros porteadores no quisieron colaborar (otro día os contaré nuestra relación con ellos) y al final fueron los sherpas los que iban delante, luego la coreana, Carlos y yo.
La madrugada de estos días siempre es díficil, yo es el momento donde más me tengo que concentrar; respirar, no perder la comba, caminar...y al final comienza a salir el sol, sabes que cada vez vas a ir a menos frío porque el amanecer está pasando y parece que los ánimos se templan y la confianza vuelve con fuerza.
Sin embargo hacía horas que estábamos transitando por un terreno delicado, nieve muy dura, constantes paradas con sólo la punta de los crampones metida en la nieve, me dolían los gemelos de lo empinada que era la ladera!!!, yo miraba arriba,. miraba abajo y pensaba en que nadie se cayera o nos empujaríamos todos, también pensaba en cómo íbamos a bajar de alli.
Al final los días de cima son los más delicados técnicamente porque en ellos ya no hay cuerdas salvo en algunos tramos donde es absolutamente necesario para bajar porque hay que hacerlo rapelando y tanto el año pasado como éste he tenido la misma sensación de superación, de dificultad, de estar a gusto donde estaba metida pero de extrema concentración. Este año al final durante la bajada tuvimos que destrepar una cuarta parte de la montaña de espaldas porque no nos atreviamos a bajarla de frente. Nos recomendaron ir con un sólo piolet porque los bulgaros habían encontrado buena nieve en su ascenso, cuanto echamos de menos la segunda herramienta!!!!
Este año también ha hecho mucho viento, muchísimo, demasiado; tanto que a mi me ha condicionado totalmente, de hecho dude mucho durante la subida de poder llegar arriba, de si sería capaz de soportar el frio, la sensación termica desciende brutalmente y fui muy preocupada todo el día de las manos. menos mal que como dice Carlos ese día tenía los dedos conectados al cerebro y pude mantenerlos medianamente en condiciones. Sufrí por el viento, no podía quitarme las manoplas y comer y sacar fotos eran tareas imposibles, beber había que obligarse, caminar y resguardarse eran las dos tareas importantes.
Al final poco a poco, ganando mentros entre todos a la montaña logramos subir.
No pasé ni cinco minutos en la cumbre, pedía a Nestor que estaba con la camara en la mano que me sacar dos fotos (espero poder enseñaroslas cuando me las pase ahora en España) y me fui para abajo, tremendamente preocupada en bajar de alli, en bajar antes de que me viniera todo el cansancio, pensando que ya celebraría la cumbre en el C3. Este año no pensé en nada, ni en nadie, no. Simplemente quería voler al C3 a la seguridad de la vida estaba muy concentrada en la bajada y mis pensamientos no dieron para nada más, no hubo tregua para disfrutar. Así son las cosas a veces imagino, no pasa nada por disfrutarlas un poco más tarde, luego en la tienda del C3 ya si que tuve esa sensación, por fin lo habíamos conseguido!!!!
A la bajada hasta el campo base hubo que echarle también paciencia porque al tener que transitar nuevamente por el glaciar quisimos hacerlo de madrugada y pasar una noche más en el C1, cuando estás deseando llegar a tu tienda del campo base y terminar, y volver a pasar frio cuando ya has pasado tanto que añoras tanto el calorcito eraniego que ya casi te has olvidadso de él; pero el glaciar realmente aterra y es mejor pillarlo en las mejores condiciones.
Ultimo esfuerzo y por fin en el campamento. Ahora si que lo hemos conseguido un poco más. Cuando lleguemos a casa y podamos compartirlo lo habremos conseguido del todo.
Y sencillamente esto fueron más o menos esos días. Seguro que puedo rebuscar más y sacar de la memoria mil detalles pero creo que eso habrá que reservarlo a las conversaciones.
Un abrazo a todos
Marta